Nuestra marca debe estar orientada a nuestros clientes potenciales, eso significa que no siempre coincidirá con nuestros gustos personales y está bien.
El desarrollo de una marca bien definida nos permite fortalecer y potenciar aquellos atributos que nos hacen únicos permitiéndonos destacar en nuestro sector profesional. Se trata de gestionar y proyectar la imagen que más nos conviene para destacar en nuestro ámbito de interés.
La clave para conseguirlo es analizar qué queremos transmitir y el modo en que lo hacemos, con el objetivo de impulsar nuestro reconocimiento.
¿Cómo lo haremos? En primer lugar, definiremos los objetivos de nuestra marca y responderemos a las siguientes preguntas:
- ¿Qué objetivos profesionales deseas?
- ¿Hasta dónde quieres llegar?
- ¿Conseguir nuevo empleo, clientes…?
- ¿Vender más?
- ¿Generar nuevas oportunidades, contactos…?
- ¿Dónde estarás en tres años?
Esto nos permitirá ahorrar tiempo, esfuerzos y centrar nuestra marca de la forma correcta para triunfar. También deberemos conocer a nuestra competencia y limitar muy bien cuál es nuestro sector de trabajo.
A continuación, definiremos nuestro público objetivo, porque en base a ello organizaremos nuestra imagen y contenido. No es lo mismo si nos dirigimos a un público adulto de 40 años que a uno de 25 años. Hay que conocer los factores poblacionales, sociales y económicos para que nuestra marca encaje a la perfección en las vidas de nuestros compradores.
Tras tener definidos estos pasos debes establecer tu tono de comunicación y finalmente diseñar tu imagen corporativa. Se positivo, abierto, motiva a tu público con el fin de generar confianza y con ello fidelidad tu marca.
Tu negocio es parte de ti y te representa, pero a veces, por falta de conocimiento no conseguimos transmitir lo que realmente queremos. Un error muy común es utilizar el color rojo para marcas que empiezan, porque se piensa que representa fuerza y que les ayudará a tener más presencia. Sin embargo, no es así en todos los casos.
¿Imaginas a un dentista con un logotipo de un diente en rojo? Automáticamente tu cerebro lo traduce a dolor o sangre, y no querrás darle una oportunidad. Esto es porque dependiendo de nuestro sector y de las connotaciones que tenga deberemos escoger las tipografías y colores adecuados para transmitir los valores de nuestro negocio.
En conclusión, a veces nos puede gustar mucho la tipografía Comic Sans, pero si queremos transmitir elegancia no lo conseguiremos con ella. Crear una marca es un trabajo diario mediante mensajes, ideas y acciones que si están estudiadas nos dará sus frutos a medio y a largo plazo generando una buena base de nuevas oportunidades profesionales y personales.
¿A qué esperas? Sigue nuestros consejos y ¡consigue tus objetivos!